lunes, 5 de diciembre de 2011

El juego perfecto - Adaptación (Nick & Tu) Capítulo 6.

"¿Cómo estuvo el campamento de fútbol?"
"Bien."
"¿Aprendiste alguna jugada nueva?"
Encogimiento de hombros.
"¿Conociste nuevos amigos?"
"Mamá, no tengo seis años. Estuvo bien, ¿de acuerdo?"
Nathan llevó su tazón de cereal al fregadero y lo dejó caer allí.
"En el lavavajillas, por favor. No soy tu sirvienta".
"Lo que sea. Tengo que ir a prepararme para el entrenamiento."
Enjuagó el tazón y lo arrojó en el lavavajillas, luego resopló fuera de la cocina y en su habitación, donde cerró la puerta con un portazo.
Hermoso.
______ dejó escapar un largo suspiro. ¿Por qué la paternidad no venía con un manual? No había una guía para tratar adolescentes, y ella no tenía padres o hermanos para buscar ayuda.
¿Habría sido tan difícil ella también a su edad?
Probablemente.
Ugh. Por otra parte, ella fue mucho más cariñosa de lo que sus propios padres fueron. Punto a su favor. No era que eso ayudara a Nathan. Podría ser agradable con él o podría ser hosca, pero parecía no impactarlo de ninguna manera. Tenía esa actitud que ya era una forma de arte. No importaba lo que ella hiciera o dijera, él siempre se enojaba.
Tendría quince en menos de un mes. Debería planear algo divertido para él, dejarlo que invitara a sus amigos, y...
¿Y qué? No tenía idea de lo que le gustaba. Tenía sus auriculares metidos en los oídos y escuchaba música o se entretenía con los juegos de su portátil cuando estaba en casa. De lo contrario jugaba a fútbol y salía con sus amigos. El chico no era exactamente una mariposa social. Por lo que ella sabía, las chicas aún no habían entrado en escena.
Por lo que sabía. Y cierto, no sabía mucho, aunque estaba decidida a no ser como sus padres. Le gustara o no, participaría en la vida de su hijo. Se mordió un padrastro y tomó su taza de café, pensando en cómo llegar a su recalcitrante hijo que realmente no era más un niño.
Tenía casi quince años. A los quince años ella estuvo de fiesta con sus amigos y con los otros chicos. Y estaba embarazada, debido principalmente a que sus padres estaban demasiado ocupados con sus propios demonios privados como para prestarle atención a lo que estaba haciendo con su vida. Y oh, cómo se había arruinado la vida.
Señor. Se frotó las sienes y envió una silenciosa oración a Dios porque la historia no se repitiera.
No, no lo haría. Ella estaba siempre sobre Nathan y lo que estaba haciendo. No lo dejaría ir por el mal camino. Amaba a su hijo, prestaba atención a su trabajo escolar y a sus actividades después de ella. No fue hasta este año pasado en el primer año de la escuela secundaria que se había vuelto callado y sombrío con ella, pero se lo había achacado a las hormonas y a la pubertad. Tenía que darle un poco de espacio, odiaba que los padres pusieran un dedo sobre sus hijos, sin darles ninguna libertad. Hasta el momento, las calificaciones de Nathan eran buenas, y no le había dado ninguna razón para pensar que estuviera en algún tipo de problema.
Debía confiar en él… hasta que le diera una razón para no confiar.
Y le pedía a Dios poder seguir confiando en él, porque era verano y había que ir a trabajar y ya estaba malditamente grande para una niñera.
Pero al menos tenía la práctica de fútbol que lo mantenía ocupado durante parte del día, y por esa parte del día no tenía que preocuparse por lo que estuviera haciendo o en qué tipo de problemas se estaría metiendo.
Lo cuál era otra razón por la que no podía involucrarse en ningún tipo de relación en este momento. Nathan era su primera prioridad. Tenía que permanecer sobre los dedos de sus pies, y juguetear con un chico caliente como Nick  Jonas definitivamente desviaba su atención lejos de Nathan. Lo cual se negaba a hacer.
En el momento en que entró a la oficina, había logrado colocar la preocupación por Nathan del rincón de su cerebro que normalmente compartía con él. Siempre estaba ahí, pero no dominaba cada uno de sus pensamientos. Tenía un teléfono celular y sabía que podían llamarla en caso de una emergencia. Su oficina estaba a diez minutos de su casa, para poder llegar a toda prisa si fuera necesario.
El día transcurrió con una serie de reuniones sobre clientes y eventos. Gracias a Dios por su trabajo y por sus clientes, y por Maggie y las otras mujeres, que la mantenían en su sano juicio.
Para cuando dieron las cuatro, se sorprendió de que el día ya se hubiera ido. Tomó un sorbo de su taza de té y se acercó al papeleo y metió algunas fechas en el ordenador.
"¿Has estado viendo al sexi mariscal ah?"
______ miró hacia arriba para encontrar a Maggie acomodándose en su oficina como si estuviera en su casa.
En realidad, pasó una semana desde aquella noche en la cima de la montaña con Nick.  Él no la había llamado. Dijo que lo haría. Por otra parte, era hombre. Habían tenido sexo. Él era muy popular y pasó por un montón de mujeres, ninguna de las cuales tenía hijos. ______ sabía que una vez que ella dejara caer esa bomba sobre él, sería el fin de la persecución de Nick  Jonas.
Es lo que ella había querido. Aun así, le picaba. Sólo un poco.
Afortunadamente, estuvo demasiado ocupada durante toda la semana como para que le molestara demasiado.
"No. No lo he visto para nada. Y te dije que no me involucraría."
"Uh-ajá. Está en la parte de adelante esperándote."
______ salió disparada de su silla y derramó gotas de té sobre todo el papeleo. "Mierda".
Maggie rió.
"Maldita sea, ¿por qué simplemente no me lo dijiste?”
Maggie sonrió y tomó una servilleta para limpiar las manchas de té. "Es más divertido de esta manera."
"Bruja". ______ se alisó con las manos el frente de la falda, que tenía cuadros negros y blancos, se ajustó el cinturón negro ancho y dio una rápida mirada a su cabello en el espejo sobre su escritorio.
Su blusa estaba escondida y se veía bien. Se veía muy bien.
"¿Qué está haciendo aquí?" Preguntó a Maggie.
Maggie se encogió de hombros. "Estoy segura de que no lo sé, pero se ve lo suficientemente bueno como para comérselo".
______ puso los ojos en blanco mientras se movía alrededor de su escritorio hacia la puerta. "Necesitas un hombre para ti."
Maggie suspiró y siguió a ______ fuera de su oficina. "¿Crees que no lo sé?"
Estaba nerviosa mientras caminaba al frente de la tienda. Nick  estaba allí, en la ventana, con su oscuro pelo en relieve por el sol que entraba. Era tan alto, tan imponente, tan increíblemente hermoso. Se dio la vuelta cuando la escuchó y sonrió con su deslumbrante sonrisa que la hacía sentir un poco débil en las rodillas.
“Hola.” dijo ella.
"Hola a ti también."
Maggie se puso a su lado, y ______ tuvo que voltearse y darle una mirada.
"Oh. Sí. Trámites. Hasta más tarde, Nick ".
Nick  arqueó los labios. "Hasta más tarde, Maggie."
"¿Qué estás haciendo aquí?"
"Ha pasado una semana desde que te vi por última vez."
"Me di cuenta de eso. Supuse que ya me habías olvidado." Casi se mordió la lengua. ¿Por qué le dijo eso? Parecía... incorrecto e infantil y necesitada y todas esas cosas con las que prefería no sonar.
"No, sólo tenía algunos negocios de los que tenía que encargarme. Debí haberte llamado en la noche o pasar por tu casa, pero no me diste tu número de celular o la dirección de tu casa."
Ella se cruzó de brazos. "¿Cuándo eso te ha detenido? ¿No pudo tu oh-tan-eficiente agente averiguarlo para ti?"
"En realidad, sí, podría hacerlo." Ladeó la cabeza hacia un lado. "Pensé que tal vez querrías dármelos tú misma esta vez. Tal vez incluso invitarme a tu casa."
"¿Por qué querría hacer eso?"
"Porque te gusto".
Decirle que no estaba en la punta de su lengua. Acababa de llegar al punto en que pensaba que nunca volvería a verlo. Y pasó toda la semana extrañándolo y con una sensación dolorosa por no verlo. Cuan totalmente patético, sobre todo porque no había querido iniciar una relación con él en primer lugar.
"Realmente me gustaría conocer a tu hijo. ¿Le gusta el fútbol?"
Ella suspiró. "Le encanta el fútbol."
Él se acercó más, tomando un mechón de su pelo, girándolo para que se encrespara entre sus dedos. "Invítame a cenar a tu casa. Comeremos pizza".
"No me parece que seas del tipo de pizza."
"Entonces hay muchas cosas que no sabes de mí."
No cabía duda. "No es una buena idea."
Él se inclinó más cerca. Dios, olía bien. Sus hormonas lo habían notado.
"Invítame a comer pizza."
"¿Te gustaría venir a cenar esta noche, Nick?" Malditas hormonas.
Su sonrisa podría derretir a una mujer hasta el mismísimo piso.
"Me encantaría. Dame tu dirección."
Ella saco un pedazo de papel de la mesa y escribió su dirección.
"Bien podrías añadir tu número de teléfono móvil, también."
Lo hizo, después le entregó el papel. "A las seis y media ¿de acuerdo?”
"Perfecto".
Se inclinó y le rozó los labios, y su estómago hizo flip-flop. Su completamente desnudo y femenino estómago. Maldita sea.
"Nos vemos luego."
Salió. ______ estúpidamente se situó en la ventana para verlo cruzar la calle, con sus pasos comiéndose el asfalto. Parecía malditamente caliente en un par de pantalones y una camiseta blanca que se estiraba con fuerza sobre sus músculos tan poderosos.
El suspiro de Maggie encima de su hombro la sacudió trayéndola de vuelta a la realidad. Dio media vuelta para hacer frente a Maggie, Ellen, y Karie.
"¿Qué?"
"Estás saliendo con el capitán del equipo de fútbol" Karie dijo con un suspiro de ensueño.
______ puso los ojos en blanco. "Vuelvan a trabajar. Todas. Esta no es la escuela secundaria."
“No, pero es el sueño de cualquier chica de la escuela secundaria", Ellen dijo con una sonrisa. 

1 comentario:

  1. es normal exitarse mientras me imagino a Nick como lo describe la novela? XDDDDDDDD jk.

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